El Tour de este año dejó solventadas muchas incógnitas sobre el nivel del ciclismo actual. De entre los favoritos, Chris Froome dominó la prueba desde el principio y solo se le vio flaquear al final de las tres semanas, pero mantuvo el tipo. Nairo Quintana demostró que está al nivel de los más grandes y le faltó una semana más de competición para acabar líder, acabó segundo en la general. Alberto Contador sintió el desgaste de haber corrido el Giro, le pasó factura y acabó en quinto lugar. Vincenzo Nibali demostró que no estaba al nivel del pasado año y no se dejó ver hasta el final de la ronda gala, acabó en cuarta posición de la general. La sorpresa, agradable, fue Alejandro Valverde, el murciano se coló en el cajón acabando la prueba en tercer lugar, y de este modo, sacarse la espina clavada del cuarto puesto del año pasado.
El equipo español del Movistar tuvo un papel protagonista en la edición del Tour de este año. Metió a dos de sus corredores entre los tres primeros, Quintana ganó la clasificación de los jóvenes y se ganó la clasificación por equipos.
Chris Froome, además de ganar el maillot amarillo también se adjudicó el maillot blanco de puntos rojos como rey de la montaña.
El alemán, André Greipel, ha sido el dominador de las llegadas al sprint consiguiendo ganar cuatro etapas. Peter Sagan no pudo ganar ninguna etapa, de hecho hizo segundo en cuatro de ellas, pese a este dato fue el campeón de la clasificación de la regularidad. Hubo tres etapas con nombre español, el alicantino Rubén plaza se llevó una y el catalán 'Purito' Rodríguez se llevó dos victorias de prestigio en el Muro de Huy y Plateau de Beille.
Ha sido un Tour menos abierto de lo esperado por el dominio principal de Froome, las decepciones de Contador y Nibali, y por los dos minutos que dejaron escapar Valverde y Quintana en la primera semana por culpa de los abanicos. Quintana ha dejado sensaciones de ser el único sucesor cuando los otros tres grandes no aparezcan. Sin duda la imagen de esta edición son las lágrimas de Alejandro Valverde al saber que había cumplido su sueño de acabar en el pódium del Tour de Francia.