lunes, 30 de marzo de 2015

Local y visitante, ¿cuál es las diferencia?

En la entrada de esta semana vamos a analizar las diferencias que pueden existir entre jugar como local o visitante. Hay factores que pueden ser extrapolables a otros deportes, pero en esta ocasión el análisis será de fútbol, concretamente. Uno en un principio puede pensar que debería dar igual jugar en casa o fuera de ella ya que los jugadores son los mismos, siguen siendo 11 jugadores por cada equipo, el campo sigue siendo de césped y con forma rectangular. Pero el que tiene una mediana idea de deporte o de fútbol, en concreto, sabe que se obtiene más rendimiento en los partidos como local que como visitante. No es extraño que los entrenadores de los equipos hagan un planteamiento del partido más ofensivo en casa y más conservador fuera de ella. Así nos lo muestran también las apuestas deportivas; en partidos de parecido potencial entre los rivales siempre es bastante más favorito el conjunto local. Siempre se ha dicho que para hacer un buen campeonato "la media inglesa" es muy apropiada; consiste en ganar los partidos de casa y empatar los de fuera; es decir, da por buen resultado un empate fuera de casa, siempre que en casa se ganen los partidos. En el fútbol profesional las diferencias son mínimas y en muchas ocasiones los partidos se resuelven por pequeños detalles. Es, por tanto, que a leves cambios que puedan existir entre jugar en casa o fuera de ella pueden dar como resultado grandes diferencias. Para llevar a cabo este análisis haremos una segregación entre cuatro grandes grupos.


El primer aspecto que tocaremos es el del desplazamiento. La mayoría de nosotros cuando tenemos que realizar un largo viaje de muchas horas sufrimos un desgaste. Hay que realizar las llamadas paradas de descanso o para estirar las piernas. No es extraño sentirse extenuado física y mentalmente cuando llegamos a nuestro destino. Por ello el número de kilómetros a realizar y las horas de viaje invertidas son un factor importante. También es importante el medio de transporte. No es lo mismo realizar un viaje en un medio de transporte más o menos rápido y en el que estemos cómodos, en mayor o menor medida. Si el viaje es muy largo debemos poner atención también a la diferencia horaria para adaptar los biorritmos de sueño, vigilia y comidas.


Muchos recordarán a Dennis Bergkamp y su miedo a volar. El delantero holandés después de su participación en el mundial de Estados Unidos en 1994 ponía como cláusula en sus contratos que no viajaría en avión con el equipo. Míticos son sus viajes en coche días antes del encuentro para poder llegar a tiempo de poder jugarlo. Esto fue debido al gran número de horas de avión de Europa a Estados Unidos y a los problemas que hubo durante el trayecto. No consiguió superar su fobia. Otro caso conocido, este más cercano, fue el del sevillano Jesús Navas. El joven jugador andaluz tenía un terrible problema de ansiedad ante los largos periodos fuera de su hogar. Esto era un grave escoyo en las concentraciones con el Sevilla y con la Selección Española quien, sorprendentemente, desaparecía de las convocatorias. Por suerte para él, ha conseguido superar su ansiedad y esta es su segunda temporada en las filas del Machester City.


El segundo aspecto que trataremos es el cambio de clima. La diferencia de temperatura o de humedad es muy importante. Si provenimos de un clima cálido y nos encontramos con un clima frío es probable que nos quedemos petrificados ante el frío. Antiguamente la Copa de Europa y la Copa de la UEFA se jugaba desde un primer momento a eliminatoria directa. Ante esta situación los equipos españoles tenían mucho respeto a la hora de enfrentarse a un rival de Rusia o del norte de Europa. Por otro lado, si el equipo local proviene de un clima húmedo y tiene que jugar un partido de altas temperaturas su resistencia física se verá bastante mermada. La fatiga se produce antes de lo normal en su organismo, produciendo pesadez en las piernas, falta de coordinación y, en definitiva, capacidades físicas y técnicas mermadas. Esto aún se acentuará más si el viaje es de un hemisferio a otro en el que la estación del año es totalmente opuesta. Esto ocurría mucho con los internacionales sudamericanos que durante el parón de selecciones se desplazaban hacia el verano austral y cuando volvían se encontraban con el invierno europeo, diferencias climáticas extremas en cuestión de horas. Otro factor a incluir es la altitud. No es lo mismo jugar al nivel del mar que en la montaña. Lo pudimos comprobar en el partido que enfrentó en La Paz a 3.600 metros de altitud a Bolivia y a Argentina en el que los jugadores argentinos sufrieron el mal de altura con vómitos, falta de oxígeno e, incluso, desmayos. En la retina quedan imágenes como la de Ángel Di María siendo atendido por los servicios médicos en camilla y con una botella de oxígeno, en vez de una de agua.


En el tercer aspecto a tratar hablaremos sobre el terreno de juego. No existen unas dimensiones fijas de ancho y largo del rectángulo de juego como en otros deportes. Para partidos internacionales las normas FIFA estipulan en el apartado de dimensiones que el largo debe tener entre 100 y 110 metros, y el ancho entre 64 y 75 metros. En el fútbol profesional esto no suele ser un problema, la mayoría de los campos de 1ª división en España tienen unas dimensiones de 105x68 metros, además, son las dimensiones recomendadas por la FIFA.


El problema llega cuando pasamos a categorías 'no profesionales'. La superficie puede variar, no todos los campos son de hierba natural, los hay también de hierba artificial, con la adaptación que esto supone. Las distancias varían mucho más; el largo puede ser de entre 90 y 120 metros, y el ancho desde 45 hasta 90 metros. Es decir, nos podemos encontrar auténticas diferencias entre unos campos y otros. Las mayores diferencias se observan en 2ª división B, donde se encuentran equipos de ciudad con potencial de 1ª división y equipos de barrio o de pueblo con instalaciones municipales muy escuetas. Por un lado, nos podemos encontrar estadios en los que se han disputado partidos internacionales como el Carlos Tartiere, Nueva Condomina, o Las Gaunas.




Y por otro lado, nos podemos encontrar una gran diferencia con estadios como los del Marino de Luanco, el Lealtad, el Tropezón, el Somozas o el Astorga.






El estado del terreno de juego es también otro factor a tener en cuenta. La altura del césped, así como la humedad del mismo son determinantes en la fluidez del juego. Un césped alto dificulta la circulación de balón; sin embargo, un césped bajo de altura permite una circulación más rápida, lo que ayuda a los equipos que son mejores física y técnicamente. Pasa lo mismo con un césped seco o encharcado, el balón no desliza correctamente y no favorece el juego de ataque, del que es mejor. Y sí lo hariá con un terreno de juego bien regado.


Pára finalizar, el último tema del que hablaremos será de la influencia psicológica. En este apartado entra en juego la participación del jugador número '12'; es decir, la afición. No es lo mismo tener un estadio vacío a tener un estadio lleno hasta la bandera con aficionandos alentando al equipo local y metiendo presión a los visitantes. Tampoco es lo mismo que la afición tenga una participación activa o que, como vulgarmente se dice, vayan a "comer pipas". Cuanto mayor sea la envergadura de los anfiteatros mayor es la presión que se puede meter e inversamente proporcional a la distancia que haya de la grada al terreno de juego. Cuanto más lejos esté, menor participación. En estadios con pista de atletismo esto es un gran hándicap para el aficionado y el equipo local. Los estadios turcos o griegos se convertían en auténticas calderas, también se tomaba con mucho respeto el jugar allí una eliminatoria. Esta realidad la consiguieron mostrar a la perfección en un anuncio de la marca "Nike" de hace unos años, en el que el equipo visitante parecía jugar en el mismo infierno.


Mucho tiene que ver también quién sea tu rival, no es lo mismo jugar en la casa de tu eterno rival o en la tuya propia. En los partidos con rivalidad histórica, de rivalidad entre ciudades o entre países se puede palpar esa presión extra que dan esos partidos.

Y es que ya lo decía Dorothy en el Mago de Oz...

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